Muchos dicen que el verano es una época para leer libros fáciles, libros para no pensar, sólamente para pasar el rato. No estoy de acuerdo con esto, sin embargo soy el primero en incumplir mis propias convicciones. Este verano lo que más estoy leyendo son novelas con trama histórica, y la verdad es que dejan bastante que desear. Las novelas que llevo leídas son (aquí sería estupendo que sonara un redoble de tambores y fanfarrias):
- Michal, reina de Israel de India Edghill. Infumable. Mala, pero mala con ganas. Es la primera vez que leyendo una novela histórica no aprendo nada del modo de vida, o de las costumbres de una época, aunque sea tan sólo para acertar una pregunta del trivial.
- La cena secreta de Javier Sierra. Esta novela fue finalista del premio literario Ciudad de Torrevieja 2004 por sus valores literarios. Se trata pues de una novela en la onda de Dan Brown (por mucho que se quiera ocultar su orientación y sentido), pero mejor escrita quizás, y ahí radique su "valor literario" (vaya tela). El misterio de esta novela se lo han ido cargando la televisión de nuestros días con permiso de su autor, y si algo tiene de bueno el mirar estos reportajes (que no reflexionar sobre lo que nos dicen) es que resumen libros enteros en cuestión de 2 minutos, entre otras cosas porque estos libros no dan para más, y así uno puede ahorrarse el tedio de leerlos.
- Los hijos de la luz de César Vidal. Esta novela ganó el premio anteriormente citado en el 2005, y es la primera vez que leo algo de César Vidal. Me alegro por dos motivos, a saber:
Primero porque se confirma para mí que el premio Ciudad de Torrevieja no es sinónimo de calidad y buen hacer. Hasta la fecha he leído 4 novelas relacionadas con este premio y la mejor sin duda es la ganadora de su primera edición, La noche detenida de Javier Reverte, y eso que pienso que no es seguro el mejor de los libros de este escritor. La novela que falta es La llave del abismo de José Carlos Somoza (de las pocas novelas que no he conseguido terminar a lo largo de mi vida por puro sopor), y sólo puedo decir que nunca más será este premio algo que incline mis preferencias a la hora de escoger un libro, sino más bien al contrario.
El segundo motivo es saber que César Vidal no volverá a estar dentro de las elecciones de libros que escoja en el futuro. Vaya escritor más pesado a la hora de contar una historia, falto de imaginación y de saber mantener la intriga y la tensión en una novela que se supone que es de misterio. Y soberbio. Soberbia que se refleja en la inútil y superflua manera de describir y en la búsqueda de palabras y latinajos que no aportan nada, y que pretenden mostrar su enciclopédico conocimiento de la lengua, conocimiento inútil si no sabe cómo emplearlo.
- La reina en el palacio de las corrientes de aire de Stieg Larsson. Finalizo la trilogía de Millenium, y me parece que este 2009 para mí ha sido el año de Millenium. Me parece muy interesante y entretenida esta trilogía, tal y como apunté en mis comentarios sobre los dos primeros libros.
Alguien podrá decir que si esta es la opinión que tengo de este tipo de novelas, por qué hago el esfuerzo de leerlas. Quizás es que soy un poco masoquista, también ocurre que una vez que empiezo a leer un libro rara es la vez que no lo termino (hay excepciones, como la que indico arriba), y para terminar he de decir que los editores y escritores me atrapan plenamente en la trama de la historia al menos en sus primeras veinte páginas (o sin exagerar, en sus primeras cien páginas), y luego por orgullo acabo los libros, pero con la sensación de que son papel mojado desde hace mucho tiempo. Novelas que tras leerlas no me van a aportar nada.
En fin, que de las lecturas que llevo este verano, de momento sólo me quedo con el último libro de Millenium y la Soledad de los números primos. Ahora he empezado El séptimo velo de Juan Manuel de Prada, y de momento me parece que este escritor en un poco pesado a la hora de desarrollar sus historias. Ya lo contaré.
No hay comentarios:
Publicar un comentario